Gabriel Pereira Spurr, todas las voces, todas las guitarras y toda la concepción del noise en los patrones rítmicos tamborileando sobre tablas de picar carne y ollas de aluminio cargadas de monedas y tazas de té, conectadas a micrófonos de o que a su vez fueron procesados con maravillosos y arcaicos vst en la compu (una mención especial para ese tremendo músico trenquelauquense que es Mario Ayala Herrera, quien me introdujo al conocimiento de la tecnología de los mics. de o de la que hasta hace poco era un alegre ignorante).
La tapa es, una vez más, fruto del talento de ese monstruo gráfico que es Hernán Cassiodoro.
Villa Ballester, 25-3-2018